jueves, 5 de julio de 2012

Dhaka girl

Desesperación, esa es la palabra que marca mis últimos días en Dhaka. Después de esperar más de lo prometido para las camisetas, lo que resulta una constante en tierras asiáticas, el tema de la moto parece enrocarse, dando la sensación durante varias jornadas que debo desistir de mi propósito. Para añadir más leña al fuego, el visado me caduca por sorpresa, como suele pasar con estas cosas y cuando me acerco a renovarlo me comunican que justo cierran la oficina y debo esperarme un par de días más. Una vez más he de recordarme a mi mismo que debo tener paciencia e intentar no olvidar que aquí el fin de semana empieza el jueves por la tarde debido a la influencia saudí.

Por otro lado, Ida y Anna han llegado dándome una grata alegría, un reencuentro familiar y relajado que tiene lugar en la piscina del Westin uno de lo hoteles más lujosos de Dhaka. Tomamos Hunter, una cerveza local que resulta ser una mala imitación de la Foster, eso sí, a precio de oro. Discutimos in situ el guión de Dhaka girl, cuyo rodaje comenzará al día siguiente en la ciudad vieja. La historia ha sufrido diversas modificaciones desde su origen y aún no tenemos claro como va a cerrarse todo. De cualquier modo la idea de rodar en las calles nos resulta excitante y espolea nuestra creatividad un poco más allá de lo normal, si es que eso es posible.

Por la mañana, cuando quedamos para trabajar, me comunica un tremendo y casual hallazgo en el buscador de Spotify. Dhaka girl es una canción del grupo VaganzaTrailerpark, una formación de la escena indie sueca. Su música está enraizada en el rock de los 70's con algunas pinceladas de punk que le otorgan un aire salvaje y desenfrenado matizado por influencias del Blues y otros géneros diversos. Su cantante, Jessica ha sido comparada con artistas de la talla de Patti Smith o Janis Joplin, debido a la fuerte personalidad exhibida en los directos.


Al escucharla, lo que venía a ser una historia más introspectiva, de silencios largos y repeticiones de planos cortos, acaba dando un giro tarantiniano al que nos entregamos gustosos, llevados por el ritmo de esta nueva banda sonora. La chica de Dhaka esconderá un terrorífico y espantoso enigma que acabe con todos los hombres que orbitan a su alrededor.


Ida colocando la cámara en el capó del coche


Preparados para el rodaje

Old Dhaka es un conglomerado de gentes, olores y colores muy difícil de definir y más difícil aún de amar para el visitante occidental. Las mercancías viajan apiñadas en cualquier rickshaw, carreta o simplemente sobre la cabeza de uno de los muchos porteadores que atestan sus calles. Cualquier actividad cotidiana se convierte en un sobre esfuerzo: Cuesta caminar, cuesta respirar...
Sobresalimos más de lo que nos gustaría y cuando nos disponemos a grabar la gente se amontona a nuestro alrededor. Nos asaltan con infinitud de preguntas, se fotografían con nosotros y se abalanzan para estrecharnos la mano. Mientras Anna finaliza sus compras pasamos varias horas realizando tomas; calles, pasillos, escaleras... El calor es sofocante y literalmente quedamos empapados de sudor.






Cuando por fin finalizamos estamos exhaustos. La experiencia ha sido impresionante. Regresamos a casa, o lo intentamos, pues nos lleva más de dos horas ir del centro hasta el barrio de Banani, dónde está la guesthouse.




Al día siguiente, nos levantamos sin prisas y vamos todos juntos al Dutch Club. Pasamos una jornada relajada, entre amigos, Diana y David, Celia, Albert... Jugamos unos partidillos de ping pong, disfrutamos de la piscina, todo ello mientras cae una suave y bendita lluvia tropical. 


En la piscina del Dutch

Lord Heineken dijo;


Después de comer volvemos a casa, descansar un poco es lo mejor que podemos hacer antes de una jornada de rodaje nocturna. 
 
Por la tarde recojo a Alice, una amiga bengalí que hará el papel de chica/vampiro. La humedad es tremenda y sudo a mares incluso sentado en el rickshaw. Ya de nuevo en la guesthouse, hacemos las pruebas de vestuario y salimos hacia un restaurante llamado Wasabi, dónde rodaremos las escenas del encuentro. 
La go pro saca tomas interesantes a la luz de los faros de los coches. Improvisamos con lo que tenemos, los bengalís, al igual que sucedió el día anterior en Old Dhaka, se emocionan tremendamente y colaboran en todo lo que pueden.

La chica de Dhaka se dirige al encuentro con el detective

Sin duda alguna va pensando en cómo usarlo para sus planes

Conseguimos de ese modo una linterna y extras dentro y fuera del restaurante. Ida y Anna insisten en cenar allí, en lo que resulta ser uno de los restaurantes más caros de toda la ciudad. La comida es excelente y el servicio muy correcto. Disfrutamos de una esplendida carne y un delicioso pescado regado con un más que aceptable vino, aún siendo viernes. Una vez más dan muestras de su generosidad al invitarnos tanto a Alice como a mi, pues ni mi presupuesto ni mi modus vivendis actual no contemplan esta clase de lujos. Al salir seguimos rodando variantes de la escena final de la película; Los dos no alejamos andando por la carretera hasta que mi personaje descubre, en un momento fatídico para él, que la hermosa chica de Dhaka es un vampiro. Repetimos una y otra vez la acción, hay besos, mordidas y finalmente caemos por el suelo... Enfrascados en el papel no nos damos cuenta que nos rodean cuatro agentes de policía. Alice nos comenta que está prohibido besarse en la calle, lo cual es todavía peor siendo viernes, el día de la plegaria. Los agentes nos preguntan solícitos si todo va bien, y ante nuestra sorpresa se muestran muy comprensivos al decirles que estamos rodando y que no hay ningún problema. Por un momento pensamos que nos habíamos metido en algún embrollo.

Cuando descubra su secreto será demasiado tarde.

La chica de Dhaka se aleja dejando atrás una nueva víctima
 
Estamos muertos, cansados, sudados y por lo que se refiere a mi, tengo arena hasta en la boca. Damos la sesión por terminada hacia las doce y media de la noche y nos retiramos a descansar. Mañana será otro día, y antes de empezar debo hacer muchas cosas... De algún modo no puedo dejar de pensar en Roxana y en mi inminente partida hacia Calcuta.

Epílogo. De la espiritualidad dentro de la burocracia.

Llegados a estas alturas, parece no haber solución posible para mi amada moto, al menos así me lo dejan ver todas y cada una de las personas que he podido consultar desde aquí. El único resquicio legal sería conseguir un carnet ATA, que expiden las cámaras de comercio de los países socios y que sirve para mover bienes personales de un lugar a otro de manera provisional. Llamé hace un par de días a la Cambra de Comerç de Barcelona, dónde me atendieron de manera solícita. Necesito el titular de una empresa o compañía de la provincia para realizar tal gestión, y ahí parece esfumarse de nuevo mi renovada esperanza. 
Intento recordarme a mi mismo los aprendizajes realizados durante etapas anteriores de la vida; Para conseguir hay que pedir, sin humillarse y también sin miedo o reacciones adversas ante las negativas. Sé muy bien que cada persona tiene sus propios problemas, que cada cual anda atareado en sus propios entresijos vitales, pero decido empezar una campaña de mailing a todos los conocidos que reúnan las características apropiadas. “Pide y te será concedido”, intento recordar ante cada una de las negativas, que lejos de hundirme me espolean para acabar demostrándome a mi mismo y a los demás que en este mundo todavía hay gente decidida a correr riesgos por los sueños ajenos. Acercarse a ellos que no deja de ser de algún modo una manera de andar hacia a los propios. 

2 comentarios:

  1. kepp makin story mate.. one day u may became a good script writer

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    1. Thanks dude. I will work hard on it, thats all I can say.

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